...MUERTE

La muerte es un hecho. Llega equitativa y sin distinción ninguna.  Cada cual la espera a su manera, hasta no esperándola.

Impacta si es repentina, desangra alma si es prolongada.

Duele.

Remueve sentimientos olvidados muy adentro, provoca, moviliza. Nos obliga a transitar en la inconsciencia las fases del duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación…

Mis muertos. Todos ellos engrosan una lista real y doliente.

Y cada uno se llevó tanto como me dejó.

Lloré por ellos y sufrí por los que quedaron.

Retengo sus sonrisas…

Tu muerte, su muerte, mi muerte. La nuestra y la de ellos. Todas.

Viene nos vacía y se va.

Y si fuera yo, lloraría por los que dejé y sufren.

Mejor que habite en sus corazones…no por lo que fui, sino por lo que les hice ser.

Y cuando no… lloraría porque me dejó y sufro. Nos dejó y sufrimos.

Mejor que habite en nuestro corazón… no por lo que fue, sino por lo que nos hizo ser.