acá, volviendo...

de a  poco. 
Cada día mejor. Con ganas. 
Sin humo. 
Sin dolor. 
Recuperando mi risa...  
Soñando,deseando, 
saboreando seguir...
Disfrutando lo pequeño, lo importante, lo intangible. 
acá, volviendo... 
de a poco.

FINITUD... justo ahora???

Ya estamos en el mes cuatro… y aún no pude escribir. No por falta de tiempo, sino por la incapacidad de expresar en letras, lo que voy sintiendo.

A escasos días de terminar el 2010 y a un mes de cumplir 48 años, descubren que tengo una anomalía congénita en el corazón: la válvula aorta calcificada.
Tratamiento? No, cambio. Cambio de qué? De válvula: operación a corazón abierto. (¿?!!!!????!!!!)
Palabras como “severo”, “alta complejidad” y varias más que asustaban de solo oírlas, formaron parte de la explicación médica.
Y mientras caminaba con esta información a mí casa, lo primero que pensé, y creo dije en voz alta, fue: ¿justo ahora????
Miedos, broncas, enojos. ¿Con quién? Ni idea.
Cuando pude verlo con el lente del optimismo, entendí la importancia de que lo hayan visto, de que lo mío sí tenia arreglo y que el corazón es un órgano tan estudiado, que no existiría ninguna sorpresa al abrirlo y que, cambio de válvula mediante, se cerraba y mi vida seguía, pero mejor que antes. Entiéndase: sin estos cansancios extremos que no tenían explicación, sin la taquicardia que tenía cada vez más seguido y que callaba, pensando que era por el “pucho” y sin este dolor casi constante que me aparece hoy en el pecho sin que deje de cesar ni un solo segundo.
Más médicos, más estudios y exámenes, más turnos y esperas. ¿Y yo? Sin obra social y sin empleo fijo.
(¿?!!!!????!!!!)
Así dio comienzo mi 2011.
Primero debía operarse en el transcurso de tres a cuatro años, después en un año, luego en los seis meses siguientes…y ahora: en 20 días aproximadamente. Antes de terminar abril o comienzos de mayo.
(¿?!!!!????!!!!)
Y los miedos, los enojos y las broncas aparecen de a ratos. Pero apareció la posibilidad de una “muerte súbita” y eso? Me desarmó. Y me armo con la certeza de saber que si viene? Va a venir sin aviso y yo ni me voy a enterar. Pero me desarmo de nuevo al pensar cómo sufrirá mi hijo, mi pareja, mis hermanos, mis amigos/as… mi gente.
¿En la recta final arrugo? Si.
Estoy feliz que la espera y las ansiedades que surgen en estos momentos acaben, pero apareció éste temor de no llegar a tiempo.
¿Será? ¿Quién sabe? Ni idea.
Aparecen certezas de quienes me aman diciendo que saben que de ésta salgo, que falta poco y que todo saldrá bien, que soy valiente, que soy joven… y sin permitir que el lente oscuro me domine, me aparecen éstas dudas de que la finitud? Es un hecho.
Planes y proyectos aplazados “hasta que…” y la inercia de tener que estar quieta, para no cansar ni agotar las energías que tengo.
¿Será prudente escribir cartas póstumas? ¿Está bueno que piense ahora, justo ahora, en la posibilidad que este sea mi momento de morir?
¿Si escarbo en mi intuición? Siento que no es él momento.
Es cierto que mi vida siempre la viví como si estuviera por llegar éste momento, pero ahora me doy cuenta que, justo ahora? Tengo muchas cosas aún por hacer, por concluir, por cerrar… pero sobre todo? Por disfrutar.
Soy de las que cree que la salud puede ser mejor, con tan sólo impedir que lo malo entre en nosotros, pero dónde quedan estos preceptos si lo que tengo no lo adquirí sino que está desde que me gestaron? COÑO.

Preguntas y más preguntas. Pocas respuestas. Certezas? Ninguna.

Y entre todo esto, apareció de nuevo. La volví a sentir. Pero no como mi amiga, sino molesta. Ella está molesta y me molesta. ¿Quién? MI MUERTE.

Creo haber tenido entre 15 y 20 años cuando, después de leer “Don Juan” de Castaneda, adopté su idea de la muerte. Pero mi muerte es más atrevida, ya que la mía no está a la izquierda como la suya, sino muy cómodamente sentada en mi hombro izquierdo. Su fisonomía es tan parecida a mi? Que parezco yo en miniatura.

Si bien obraba e intervenía en mis más profundas decisiones, no siempre acaté sus insinuaciones. Ahora debo confesar que, muchas veces, me empujo deliberadamente hacia el abismo y yo, me dejé deslizar sin resistencia. Y me alegro que lo haya hecho puesto que esos abismos tenían fondo. Eran abismos que vistos desde la racionalidad, sonaban a locuras. Pero esos fueron los momentos de mi vida que con mayor cariño recuerdo. Y vistos a la distancia, entiendo que su finalidad fue siempre hacerme entender que la finitud, formaba parte de la vida que construía a cada paso.

Peleamos. Discutimos. Pasaban largos periodos de silencio en donde la ignoraba tanto, que hasta me olvidaba de su presencia. Y ella me dejaba. No insistía. Para qué? Si sabia que tarde o temprano yo la iba a buscar?

Su compañía era parte de mí, como las piernas o el amor.

Sin dudarlo, diría que es mi mejor amiga.

Y ahora se hace presente. Me quita el aire. Hace que sienta latir a mi corazón por mis oídos y mi boca tan rápido y fuerte que pareciera que está a punto de explotar.

¿Por qué estás molesta? No me asustes. Si algo queres decirme, decilo. De frente. Somos amigas…o no? ¿O no?.

Acaso que esté feliz y esté haciendo planes a futuro te molesta? Sin querer te ignoré y me olvidé de mi finitud? Perdón. Acaso no podes disfrutar conmigo éste momento en donde se parece a lo más soñado por mi como felicidad?
Necesito serenidad. Ayudame a encontrarla en éste momento que es primordial para “aguantar” hasta que me operen.

Dejame que te abrace. Nunca te tuve miedo. No quiero tenértelo ahora. Por favor. Que mi felicidad hace felices al menos a dos seres en este mundo: mi hijo y mi pareja. Y si crees que yo no lo merezco tanto, ellos sí se merecen un poquito más de ésta vida feliz.

Si total al final voy a estar con vos.

Tarde o temprano.

Que ésta vez sea tarde.

... un poco más tarde… si?

         
            adios a los mas bellos!!!