Y los agoreros de siempre se preguntan por qué, si nos eliminaron, el pueblo sigue festejando.
Y mientras las lágrimas rodaban por mejillas con tristeza honda, sonrisas agrias surgían maquinando títulos enormes con las palabras “fracaso” y “humillación”.
Y así mismo, tantos pudieron homenajearlos y otros seguirlos con alegría por la TV (no multimedial) cuando pisaron suelo argentino… a pesar de soportar los 4 goles alemanes entre lágrimas y tristezas.
Pero TODOS, no son todos. Y siguen buscándole mugre a la transparencia, mientras los cantos y bailes del pueblo, iluminan cada rinconcito argentino.
Y más y cada vez más se tiñen de celeste y blanco voces y mentes apostando a un nuevo país, a un nuevo continente, a una nueva región latinoamericana.
Pero los oscuros insisten. Empujan con mentiras, las verdades irrefutables. Y las caras se repiten, los discursos se agrietan y cada vez son más los sordos que apuestan a la verdad.
Estupefactos y desconcertados retuercen con palabras difíciles y mentiras infantiles las noticias, ignorando aún que su hora ha llegado y que su impunidad terminó.
Entretanto las banderas flamean en los balcones de todo el país y las remeras asoman por puños y cuellos.
Primero el pueblo festejó en las calles el bicentenario… Ahora honran una selección que no llegó a la final… No entienden nada. Están desconcertados.
Es que ¿cómo pueden entender los descoloridos, que un país es más que números relevados en encuestas o más que simples lectores??
Sepan.
Entiendan.
¡La alegría es celeste y blanca!!!
¡Y es de los ARGENTINOS !!!
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