De aquel recuerdo pasaron como... como... 40 años!!! y fue terrible descubrir los cambios sufridos en aquél personaje, al aparecer ahora bajo el nombre de "Tinkerbell".
Por entonces yo quería ser como ella. Casi todas las "nenas" queríamos parecernos a ella. Si hasta en un febrero, allá por la Córdoba de mi infancia, en un carnaval caluroso y lejano, mi mamá me hizo el traje de "Campanita", que lucí orgullosa en la plaza de mi barrio.
Aquellas líneas inocentes y tiernas, se convirtieron en una hada con curvas peligrosas y provocativas!!! A éste cambio tan radical de uno de los personajes más dulces que tuvo Disney, la decubrí en una sala pediátrica de un hospital. Allí estaba, pegada en una de las paredes -alguna vez blanca- de la sala de guardia. Su pose me impresionó! Era provocativa y la ingenuidad que solía tener, había desaparecido por completo. Ya las líneas que sugerían una imagen tan pura, habían quedado en el pasado. No pude más que preguntarme: ¿A qué se debían estos cambios? ¿Es que acaso las niñas de hoy desean ser estas nuevas "Tinkerbell" y no la adorable "Campanita"?
Por un instante recordé a esas nenas que, llevadas por sus madres, aparecieron en el programa de Tinelli, imitando a las adultas, en el baile del caño. Vino a mi mente el esfuerzo que hacían para poner cara de "provocativas" y las calificaciones tan denigrantes del jurado, al subirles el puntaje por ser las más "sensuales". Odio admitir que "mi" pasado fue mejor, pero en verdad no puedo imaginarme cómo quedarán las cabezas de esas niñas en el futuro, si es que pueden entender el terrible error que cometieron sus madres, en intentar hacerlas crecer antes de tiempo, poniendo el acento en su sexualidad a tan temprana edad.
Tengo la esperanza que en el futuro, la hadita de Peter pan, no sufra más mutaciones... y que mis nietas o las futuras "nenas", no tengan que crecer con otro tipo de "Campanitas", más atrevidas y sexuales...
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